30 de enero de 2012

Por su infancia los conoceréis

Hola,
Te comparto una nota interesante que invita a la reflexión sobre el amor, cuidado y respeto por los niños.

Con mucho cariño para Tu Niño Interior... que vivió lo que vivió, y aquí y ahora tienes la oportunidad de ir a su encuentro y conectarte con la inocencia, pureza y frescura que vive en tu corazón.
¡Abrazo gestáltico!
Claudia

Nota publicada por Transformación Humana en Facebook

Por su infancia los conoceréis
Jorge Llano

La violencia legalizada es la manera en que elegantemente rompemos el corazón de nuestros niños.

“La paz sobre la tierra empieza en el vientre de la madre”. Lo dice Evania Reichert, psicoterapeuta brasileña, autora del libro Infancia, la edad sagrada, quien recientemente visitó Colombia para presentar su trabajo sobre educación en el ser y educación para el alma.

Su libro, dedicado a llamar la atención sobre ese periodo clave de la vida, invita, desde una interesante perspectiva, a reflexionar sobre los orígenes de nuestra insatisfacción y hasta de nuestra violencia. Orígenes que tienen sus bases en la infancia, en los modelos aprendidos desde el vientre de nuestra madre, y más tarde durante la crianza, representados en escenas de violencia intrafamiliar, miradas de hielo, palabras cortantes, poder y respeto impuestos a la fuerza…
¿Cuántos de nosotros no crecimos bajo estos amenazantes parámetros? De niños, nos habituaron a una legislación basada en la intimidación antes que en la confianza, y en el temor generalizado a las figuras de autoridad: nuestros propios padres.

¿Fuiste un niño deseado, o no planificado pero aceptado? ¿Tu génesis significó la vergüenza para la familia? ¿Fuiste escondido en una faja para ocultar el embarazo? ¿Realmente fuiste bienvenido? Todo esto deja una huella en la memoria celular, marcando para bien o para mal la manera como te relaciones contigo mismo y con los demás.
Wilhelm Reich, el controvertido inspirador del movimiento bioenergético, hablaba de esta memoria celular, de estas primeras y perversas huellas, marcadas en el inconsciente como modelos y respuestas que no solo usamos ahora de manera culta y educativa con nuestros hijos, sino con nuestras pareja, nuestros colaboradores, nuestros compañeros, expresando de manera “legal” nuestro veneno. Reich decía: “Las violencias consentidas como modelos en el hogar fraguan niños inseguros que no solo no valorarán sino que tenderán a maltratarse o maltratar, como si este fuera el sentido de su vida”.

Complejos por inyección
La cadena del maltrato termina en las mascotas, pero antes pasa por los niños. Los adultos, incapaces de confrontar a sus pares, suelen desquitarse con sus hijos, ya sea por la frustración de haberse vuelto padres sin haber conquistado su libertad, o por todo lo que significó ser niño. Quienes de niños no fueron incluidos ni tomados en cuenta, reflejarán ese tipo de comentarios y tratos en sus hijos, y los harán sentir inoportunos, no valiosos, incómodos.

Una de las primeras palabras que escucha el niño es “NO”. No toques, no alces la voz, no experimentes, no respires, no te atrevas, no te arriesgues, no investigues, no rías, no goces y –sobre todo– no seas tú mismo. El niño, golpe a golpe, grito a grito, mirada a mirada, irá inhibiendo su voz, su risa, hasta casi desaparecer dentro del adulto que aún no es pero que, cuando lo sea, no solo olvidará su frescura, sino que será incapaz de reconocerla y de protegerla. La violencia legalizada es la manera en que elegantemente rompemos el corazón de nuestros niños.

Aun hoy escuchamos posturas sociales polarizadas y excluyentes, nacidas de una crianza y una educación basada en la obediencia y en el castigo, que son las bases del miedo, del control y de la sumisión. Sin pensar que el movimiento de atracción y repulsión provocado por esta postura, se replicará en los modelos de pareja, en el trabajo y en todo su entorno, fraccionándolo en un campo de dominados y dominantes, sumisos y rebeldes. Así, quedarán eclipsadas las habilidades y los talentos de los niños, quienes tan solo soñarán con ser amados, aceptados y, con suerte, comprendidos.

Contención versus represión

Los límites son las orillas del puente que nos dan seguridad al cruzar una etapa de la vida. Los límites dan contención, que es la seguridad psicológica para la crianza. Los límites conscientes son parte del amor y de la buena crianza. La represión aplasta los talentos del niño, corta sus alas. Suele suceder que todo niño aplastado se convierta en un adulto represor que exija obediencia y sumisión y que ofrezca premio o castigo. De esta manera, su descendencia queda atrapada de generación en generación en un largo y oscuro laberinto de violencias reiterativas, como si la identidad de nuestro hogar (y por ende de nuestro país) nos la diésemos a través del dolor y no de la vida.

Evania Reichert afirma en su libro: “De los 1,5 a los 3 años, el neocórtex infantil es incapaz de procesar más de dos o tres prohibiciones. Si dirigimos 30 ¡noes! al niño, nos parecerá que nos desobedece 27 veces. ¡Y no es eso!”.
Más adelante, la capacidad del niño para grabar órdenes aumenta, pero es importante regular el cómo, el cuándo, y el dónde se imponen estos requerimientos, y así acompañarlos de manera más sabia y amorosa, gestándolos en una autorregulación, más que en unas reglas y formatos aprendidos. A nuestros hijos no solo le heredamos una nacionalidad, les imponemos una religión, un idioma y una manera a veces limitada y violenta de ver la vida.

Contra la depresión
Los niños tienen un espíritu curativo que siembra en nuestras almas la semilla del cambio. Muchos de estos niños aplastados “por su bien” son las víctimas de la depresión infantil. Cada vez son más y más pequeños los niños que caen rendidos frente a los poderosos padres, marchitándose ante la sombra gigante de sus progenitores dominantes. ¿En dónde están los parques? ¿En dónde las jornadas humanizantes de trabajo de los padres? ¿En dónde la historia y la identidad como país?

Los niños no solo son el presente, son los que reciben toda la carga de frustraciones y maltratos. Los tratamos a ellos como nos tratamos a nosotros mismos. Si no nos amamos, ¿cómo amarlos? Si no nos acompañamos, ¿cómo acompañarlos? Si nos castigamos a diario, ¿cómo dejar de castigarlos? Si bien no se trata de juzgar la dificultad que aún supone para muchos administrar sus emociones, ni mucho menos pretender vivir un embarazo o una crianza perfectas y de emociones absolutamente equilibradas, sí se trata de tomar con más responsabilidad el proceso de gestación, de crianza y de acompañamiento para que este proceso refleje la paz, el amor y la salud que merecen nuestros hijos.
La verdadera reconciliación de nuestro país comienza en el alma de cada ser humano, y no en un efímero deseo de Navidad. Muy dentro está esa luz, en ese pequeño que corre feliz lleno de risa. Cambiar nuestro país es cambiar nuestra educación, nuestra crianza, ir más allá del castigo y la represión; es cortar con la cadena de maltratos, dejar atrás las heridas y permitir a los niños ser solo niños. Los niños no solo necesitan los mejores colegios. Necesitan adultos sanos, curados, que puedan abrazarlos y decirles: “Eres solo un niño, un niño, mi niño, mi divino niño interior: te quiero”.

Revista Cromos (Cromos.com.co)

10 de enero de 2012

Meditación en un minuto

Te comparto un simpático video de Martin Boroson sobre meditación en un minuto, espero lo disfrutes y te animes a practicar algo tan sencillo que aportará un gran valor a tu vida.



Este video está basado en el libro One Moment Meditation de Martin Boroson. Todo el crédito del video y la animación son para el autor.

8 de enero de 2012

Futuro imaginario

Futuro imaginario es una realidad paralela de mi ego, mente, personalidad o carácter, como prefieras llamarlo; que contiene un espacio infinito lleno de basura, no porque todo lo que imagine sea absurdo ó feo ó inservible; al contrario a veces pueden ser millones de finales felices para los diferentes eventos de mi vida, o una puerta para crear y conectarme con mi loca genialidad; y decido llamar basura, debido a que todo ese contenido se diluye efímeramente y no sé dónde termina todo lo que creo en mi mente.

Imagino cómo se vería desde fuera este espacio... sería como un diminuto punto negro en mi cerebro. Si me acerco y llego a la puerta, imaginaria también, de ese punto negro, me seguiría pareciendo pequeño comparado con el resto de mi ser. Sin embargo, al tocarlo leve y tímidamente con mi dedo ¡DESAPAREZCO!... soy absorvida por ese diminuto punto negro en mi cerebro.

Y de pronto, me encuentro navegando en el espacio infinito de mis fantasías, sólo soy testigo de la inmensidad de lo más absurdo de mi mente. Me pregunto confundida y aterrada "¿ésta soy yo? ¿en ésto se me pasa la vida? ¿hay algo positivo en ésto?".
Voy caminando en ese espacio y encuentro puertas que evito ir abriendo por temor a seguir desapareciendo, a fundirme con lo absurdo. Son puertas de madera color verde pastel, están suspendidas entre la infinidad de movimiento que gira incansablemente con mis fantasías. Decido abrir una y no sé bien cuál de ellas; mi curiosidad es más fuerte que mi temor y llega a mis oídos el suave susurro de una voz misteriosa y a la vez tan conocida que me dice: "Confía... Recuerda que tú no eres ésto que ves... Eres conciencia y luz... Confía en ti"

Sigo caminando y a lo lejos, algo azul capta mi atención; me acercó para ver qué es y encuentro una puerta azul, diferente a las demás; me dirijo hacia ella como si fuera una niña que corre a comer una golosina... feliz, libre y confiada.

"Esta puerta es más vieja que las demás" pienso. Tiene la madera desgastada, la manija de metal descolorida, la puerta parece muy antigua, es más grande que las demás y aún mantiene firme el color azul pastel brillante.

Por unos segundos pierdo mi espíritu de niña y dudo, titubeo, el temor vuelve a mí disfrazado de ansiedad  "¿Qué pasa si me pierdo para siempre? ¿Y si no puedo encontrar el camino que me regrese a mi cómoda vida? ¿Cómo sería quedarme para siempre viviendo en esta infinidad de sin sentido? ¿Es que ésto sería... vida?..."
 Y de pronto siento la pesadez de una profunda tristeza que por primera vez me visita, no tengo lágrimas pero siento que todo mi ser está llorando al recordar una escena, que gracias a lo maravilloso y absurdo de este profundo diminuto punto negro, puedo recrear y con ojos despiertos detenerme a observar.

Estoy aplastada en mi cama gigante con tres almohadas, aparentemente estoy despierta, narcotizada con las imágenes que emite la televisión, no sé ni qué veo, estoy distraida.

"AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.... ¡SILENCIO!" grito súbitamente tapando mis oídos al escuchar un murmullo insoportable que no sé de dónde viene. El ruido se detiene; vuelvo a mirar la escena y observo con espanto que de mi cabeza empiezan a salir miles de imágenes, una tras otra y tras otra, y otra más. "AHHHHHHHHHHHHHH... EL RUIDO SE CONVIRTIÓ EN IMÁGENES!" grito nuevamente. Las imágenes se detienen y me percato que son todos pero todos mis pensamientos, pre-ocupaciones, fantasías, deseos... y el ruido ensordecedor aparece impredeciblemente, es como estar sumergida en un vómito mental que puedo ver y escuchar.

Una sensación de vacío emerge de mis entrañas y digo con firmeza: "¡BASTA! Esa no es mi vida. ¡Esa no soy yo!. He olvidado vivir por estar catatónicamente navegando en la inmensidad de mi mente; he olvidado escuchar y sentir los latidos de mi corazón por estar distraída y absorta en mi futuro imaginario. No sé cómo reconectarme con mi presente. Quiero vivir, no quiero parecer viva sino sentirme viva, estar viva. Mis fantasías y toda esa basura que me distrae de lo que pasa aquí y ahora no me sirven más; no cuando se convierten en un exceso que me aleja de lo esencial; no cuando me impiden reconocer mis sensaciones, emociones y necesidades. Quizá un camino para llegar a mi corazón, sea tomar conciencia, darme cuenta o percatarme (los tres términos sirven) de lo que pasa por mi cabeza, de qué estoy pensando y por añadidura de qué estoy sintiendo. Quiero llegar a mi corazón y la ruta inicia con "estar" en el presente; quizá al inicio sea necesario hacer un esfuerzo, será difícil deshacerme de toda esa infinidad de fantasías que antes eran mis compañeras. Quizá pueda apoyarme en mi capacidad de imaginar para crear una distancia entre lo que soy y este enorme mundo que habita en el diminuto punto negro de mi cerebro; ser como un testigo de todo lo que pasa por mi mente. Seguro encontraré tesoros valiosos en la misma medida que encontraré basura, no lo sé pero me siento animada por la claridad con la que me observo; estoy viva, soy vida."

"¡Bravo!" dice otra vez esa voz. "Creo que estás lista para abrir esa puerta azul".
Vuelvo a observar detenidamente, con ojos curiosos e inocentes aquella puerta azul misteriosa; mi espíritu de niña renace en mí y lentamente abro la puerta. Hay una luz resplandeciente y cálida atrás; doy un paso adelante y me sumerjo en esa luz dorada.

"¡He vuelto! ¡Estoy aquí! y ¡Viva!" grito una y otra vez.
Me paro súbitamente sobre mi cama gigante con tres almohadas y salto emocionada; siento profunda alegría de estar viviendo este instante con plenitud, con mi espíritu de niña, con conciencia y con la mente vacía.

La meditación es un camino misterioso... hoy emergió el título de esta historia, es más no sabía que unas horas más tarde se convertiría en historia, pensé en hacer un dibujo también. Al estar meditando y pensar en "Futuro imaginario", todo mi ser sonrió hacia adentro al percatarme de lo significa para mí perderme en el diminuto e infinito punto negro de mi cerebro.

No sé quién eres, ni si mis divagaciones imaginarias signifiquen algo para ti; decidí publicar ese post para contarte en palabras sencillas que lo que produce la mente puede ser tran creativo como absurdo.

Con mucha frecuencia escucho y "veo" cómo personas cercanas a mi o completos desconocidos con los que comparto alguna banca en algún parque, dirigen su energía hacia su pasado o su futuro, y se pueden pasar horas perdidos entre esa línea de tiempo imaginaria que transcurre entre lo que ya pasó ¡ayer, hace una semana, hace 20 años! y lo que pasará en un futuro imaginario que no sé si suceda de la manera como lo pintan y adornan en sus conversaciones.

Al ser una espectadora de este sin fin de encuentros "pasados y futuros, más NO PRESENTES", me pregunto cuántas historias, fantasías, deseos, recuerdos mal elaborados o desactualizados, sueños, planes, metas, traumas, delirios, etc... tendrá cada uno de esos seres anónimos dentro de sí mismos, y si es que se dan cuenta de lo que están dejando escapar, de lo real, de lo que ocurre en el aquí y ahora de cada encuentro.

Quiero aclarar que no es malo ni bueno tener la mente llena de tiempos inexistentes; es importante que ciertas cosas se comprendan con una mirada más limpia sin juzgar o interpretar, simplemente ensayar una mirada nueva y aceptar lo qué es. En el caso del pasado y el futuro, no es malo ni bueno ocupar nuestro presente con ellos, siempre es una elección qué hacer en el aquí y ahora; sólo que cuando ésto se convierte en un obstáculo que te desconecta de tu presente y de ti mismo, cuando se trae compulsiva e inconscientemente al presente a un pasado que ya no existe y a un futuro que tampoco existe... se pierde la magia de SER en el presente.

Aprendí de mi primer y más importante Maestro que no existen fórmulas ni curas mágicas; me costó mucho comprenderlo en mi primer año y medio de terapia, pues esperaba con ansías que me diera algún manual con instrucciones que seguir. Con el tiempo me di cuenta de lo profundo y potente de esa lección que quiero compartir contigo... No existen fórmulas, ni varitas, ni curas mágicas, por la sagrada realidad de que ERES ÚNICO, ERES ÚNICA; y sólo TÚ puedes comenzar tu propia búsqueda y des-cubrir tu magia interior. Por lo tanto no te daré tips, ni recetas, ni rituales porque lo que me sirve a mí, no te sirve a ti... y lo que te sirve a ti, no me sirve a mi.... Yo soy yo y tú eres tú ¿recuerdas?

Algunas personas leen, otras bailan, otras miran una película, hacen el amor, observan un atardecer, meditan, van a terapia, ¡respiran!... los caminos son tan infinitos como tu sabiduría. Comparto algunas lecciones que aprendí haciendo, otras leyendo, otras inventadas por mí, sólo para que tengas una idea que te lleve a encontrar tus propios recursos para vaciar tu mente y ser en el presente, o valga la redundancia "estar presente en tu presente".

No tomes lo que digo como un ejercicio, o un consejo o lección porque no lo es, es simplemente compartir. El Maestro Claudio Naranjo nos enseño meditación vipassana que cada día tenía un matiz y una guía diferente acorde con el proceso que estabamos viviendo en el SAT I. Para mi ego fue terrible, incómodo, absurdo, ¡horroso! meditar esos días y para mí fue maravilloso; me sirvió concentrarme en mi respiración y sentir mi cuerpo; también observar mis pensamientos como si fueran nubes y soplarlos o dejar que se vayan sin hacer nada. A veces creo un tacho de basura enorme donde comienzo a botar todas mis imágenes mentales; o imagino que estoy en el cine y observo a mis pensamientos como si fueran una película y yo soy la espectadora, y asi poco a poco a veces me conecto durante unos instantes con mi esencia, a veces no.

Lo importante es estar atento a ti mismo, a lo que haces, a lo que piensas y éste es un camino hacia lo que sientes, una manera de llegar a tus emociones verdaderas, y éste a su vez un camino para llegar al fondo de tu esencia. Las puertas son infinitas y tu búsqueda no tendrá fin.

Todo aquello que no existe, ya sea porque ya pasó o porqué aún no sucede; pertenece a la dimensión de lo imaginario y en este espacio infinito coexisten tus fantasías, deseos, recuerdos, mentiras, delirios, preocupaciones, ideas geniales, inspiración, etc.
¿Qué quieres hacer con tu mundo paralelo, con el diminuto e inmenso punto negro de tu cerebro?

Imaginario... Imaginar... Imaginación... ¡qué interesante y qué alegría encontrarme hoy con ésto! Imaginario viene de imaginación y me percato que es una dimensión desconocida para mí, sobre la que me surge curiosidad por investigar y hacer "algo" con eso. OJO... esto surge en mi aquí y ahora mientras te escribo, no me ha pasado antes y desconozco si me pase después... será motivo de ver por qué caminos me llevan mis divagaciones existenciales sobre lo imaginario.

Gracias por tu paciencia, mi mundo interior aún es desconocido para mí misma; me pongo en tu lugar al leer ésto y comprendo que seguirme puede ser aterrador y confuso, perdón por eso y ¡gracias por existir!.

¡Un abrazo gestáltico con sabor a presente!
Claudia Cisneros