15 de julio de 2011

Cerrando ciclos de Paulo Coelho... y una reflexión personal

Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos… no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.
¿Me han despedido del trabajo? ¿Ha terminado una relación? ¿Me he ido de casa de mis padres? ¿Me he ido a vivir a otro país? Esa amistad que tanto cultivé, ¿ha desaparecido sin más?
Puedes pasar mucho tiempo preguntándote por qué ha sucedido algo así. Puedes decirte a ti mismo que no darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan importantes en tu vida se convirtieron de repente en polvo.
Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu país, tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando página, mirando hacia adelante, y todos sufrirán al verte paralizado.
Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver.
Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello.
Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón.
Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.
Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en que se muestra cómo has sufrido con determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte.
Nada hay más peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del “momento ideal”. Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante.


Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo.
Deja de ser quien eras, y transformarte en el que eres..
Paulo Coelho



Es la primera vez que comparto públicamente y sin temor algo de mi mundo interior, con la única intención de expresarme.
Casi sin darme cuenta, llegué a la tarde de hoy, cargada de una mezcla de emociones que no tenía sentido seguir conteniendo, me entregué por completo a la experiencia del momento, y de pronto, inesperadamente me encontré con un fantasma de mi pasado. No era la primera vez que ese fantasma aparecía abruptamente en mi presente, generándome un sabor amargo en el alma; pero esta vez fue diferente, hoy me di cuenta que era yo quien traía una y otra vez, figuras que no existen más (a quien he llamado fantasmas) con la única finalidad, de colocarlas como excusas para no asumir la responsabilidad de mi existencia. Me di cuenta que es más fácil y cómodo estar en la posición de víctima y perder la perspectiva de mi presente para postergar mis decisiones, para huir de mi responsabilidad, para no vivir sino sobrevivir!!! Siempre me fue más sencillo culpar a otros de lo que me pasa, más aún cuando ya no forman parte de mi vida o no son más esas figuras que percibía como tóxicas, lo incomodo es mirar que me pasa adentro y qué papel asumí en la interacción con mis fantasmas, soy la única responsable de mi vida, es la lección más potente que aprendí hoy.

Una vez más hablé con ese fantasma, el encuentro surgió minutos antes de su muerte, me percaté de mi ambivalente sentimiento de amor – odio, de mi visión polarizada en lo negativo, de excesiva e innecesaria culpa por no haber hecho, sentido, pensado o dicho y blablabla…
La conmoción fue muy grande y la lucha entre dos lados de mi ser se hacía cada vez más intensa; luego de vomitar toda mi rabia fui encontrando un punto nuevo, que me permitía observar el otro lado de la historia y de pronto, inesperadamente también, mis emociones comenzaron a equilibrarse. El fantasma me dijo calmadamente que estaba listo para partir y yo lo acogí en mis brazos hasta que su corazón suspiró su último latido, me invadió una mezcla de amor, liviandad, libertad y agradecimiento que resumo como paz...
Hoy inicié el último tramo para cerrar un capítulo más de mi historia personal; el camino no fue sencillo, al contrario fue doloroso, incomodo y triste, pero es  muy importante, como dice Coelho en una de sus frases finales del texto que comparto líneas arriba. Una vez más comprobé que no existen casualidades, que todo tiene su espacio y su momento, que no tiene sentido cargar innecesariamente un peso más grande que nosotros mismos y que encima es parte de un tiempo ya inexistente; es fácil decirlo pero puede tomar años dejar partir a nuestros fantasmas. No se trata sólo de decir ¡adiós que te vaya bien!, sino de darnos permiso para sentir el dolor por lo que perdimos; sea un trabajo, una pareja, una amistad, la muerte de un ser querido, la perdida de algo importante para nosotros. Considero que es muy importante primero mirar atrás, entrar en la oscuridad, sanar heridas para que nuestras emociones se equilibren y podamos vivir intensamente nuestro presente. Es vital encargarnos de cerrar etapas, ciclos, círculos, capítulos o como quieras llamarlo; decir adiós es un proceso y sólo ocurre cuando estamos listos para vivir responsablemente nuestro aquí y ahora, es una oportunidad para redescubrirnos desde otra perspectiva, para dejar atrás emociones que están desactualizadas y que afectan nuestra vida actual, para dejar ir en paz a quién ya no está más con nosotros, para soltar, para encontrar el sentido de nuestras vivencias pasadas, para tener otra mirada de nuestro pasado… más auténtica y menos dolorosa, para que nuestros recuerdos sean sólo eso y no interfieran en nuestras relaciones con quienes si están en nuestras vidas,  para encontrar nuestra paz interior y continuar caminando.
Un fuerte abrazo,
Claudia